Puestos a hablar de entrañas de cordero, se me ha ocurrido comentar otra receta cuyo componente principal no deja de ser, para ciertas personas, algo repulsiva. Se trata de cocinar con el coágulo que se produce al sangrar a los corderos para matarlos.
Siendo un niño, pasaba largas temporadas en casa de mis abuelos, en Fuenmayor, y la casa vecina era la carnicería. Recuerdo muy bien que la carnicería era uno de mis lugares de juego y que la carnicera me daba de vez en cuando un trozo de sangrecilla, todavía humeante, que yo me comía con gusto.
Muchos años después, con un buen amigo que vivía junto a la calle Colón, iba a almorzar, a media mañana al bar "El Chiqui", donde preparaban un plato de sangrecilla, que con un chusco de pan y un porrón de vino nos sabía a gloria bendita.
Luego, como tantas de esas cosas, la sangrecilla ha desaparecido de mi dieta y la como muy, muy de vez en cuando.
Hoy he ido al mercado para comprar "otras" cosas y he visto en uno de los escaparates de una carnicería unos trozos de sangrecilla y me he hecho con uno de ellos.
Al llegar a casa he picado una buena cebolla y la he pochado despacito en aceite de oliva, junto con un pimiento y dos guindillas de cayena.
Cuando todo estaba bien pochado he añadido una cucharada de harina y la he rehogado sin dejar de mover. Luego un vaso de vino blanco y enseguida unas cucharadas de puré de tomate casero.
Unos minutos revolviendo y he añadido la sangrecilla bien cortada en dados de un centímetro o un poco más.
Con un fuego suave, he dejado que se cociera, mejor dicho, que incorporara los sabores y, por supuesto, antes he ajustado la sal.
Creo que estará mejor mañana, pero no he podido resistir a comer hoy mismo un plato.
Os lo recomiendo. Y, como a la asadurilla, se le puede añadir un huevo revolviendo hasta que cuaje ligeramente...
¡Que aproveche!
Siendo un niño, pasaba largas temporadas en casa de mis abuelos, en Fuenmayor, y la casa vecina era la carnicería. Recuerdo muy bien que la carnicería era uno de mis lugares de juego y que la carnicera me daba de vez en cuando un trozo de sangrecilla, todavía humeante, que yo me comía con gusto.
Muchos años después, con un buen amigo que vivía junto a la calle Colón, iba a almorzar, a media mañana al bar "El Chiqui", donde preparaban un plato de sangrecilla, que con un chusco de pan y un porrón de vino nos sabía a gloria bendita.
Luego, como tantas de esas cosas, la sangrecilla ha desaparecido de mi dieta y la como muy, muy de vez en cuando.
Hoy he ido al mercado para comprar "otras" cosas y he visto en uno de los escaparates de una carnicería unos trozos de sangrecilla y me he hecho con uno de ellos.
Al llegar a casa he picado una buena cebolla y la he pochado despacito en aceite de oliva, junto con un pimiento y dos guindillas de cayena.
Cuando todo estaba bien pochado he añadido una cucharada de harina y la he rehogado sin dejar de mover. Luego un vaso de vino blanco y enseguida unas cucharadas de puré de tomate casero.
Unos minutos revolviendo y he añadido la sangrecilla bien cortada en dados de un centímetro o un poco más.
Con un fuego suave, he dejado que se cociera, mejor dicho, que incorporara los sabores y, por supuesto, antes he ajustado la sal.
Creo que estará mejor mañana, pero no he podido resistir a comer hoy mismo un plato.
Os lo recomiendo. Y, como a la asadurilla, se le puede añadir un huevo revolviendo hasta que cuaje ligeramente...
¡Que aproveche!
5 comentarios:
En cierta manera, veo como una suerte haber conocido a un carnicero y haber pasado parte de la infancia allí.
Hoy en día los niños creen que los huevos vienen del super y que pertenecen a la categoría de lacteos puesto que estan en el mismo pasillo que los quesos.
Y la sangre?? bueno, eso sólo se ve en las películas y en los hospitales.
Menos mal que siempre nos quedará la morcilla!!
yo estoy bloqueada, ¿con que carnicero ha pasado la infancia pjdfp? juro que hoy precisamente he dormido bien.
Gori una gozada leerte siempre, lo malo es que ultimamente mi plato más complicado ha sido una tortilla de calabacín.
Piloto, aunque hayas dormido bien, parece que no has entendido a PJDFP. No dice que EL haya pasado su infancia con un carnicero, sino que "es una suerte haber conocido a un carnicero..." refiriéndose al narrador de la historieta.
Por cierto, el carnicero, era carnicera y se llamaba ALI. De niño pensaba que se llamaba "LAALI", pero seguramente se llamaría Alicia...
Correcto, Kundry ha entendido bien mi aclaración, yo no he conocido durante mi infancia a ningún carnicero, aunque hoy en día uno de mis compañeros de kilómetros lo es.
De todas maneras, por suerte, de bien pequeñito aprendí que los huevos venían de la gallina, ¿o la gallina del huevo?
Yo también me he hecho un lío... Pensaba que PJDFP había pasado su niñez en una carnicería y a mi no me consta porque hace muchos años que conozco a Pilar y a Pablo de pequeñito... Kundry, gracias por la aclaración. Creo que la suerte no es para nosotros conocer a un carnicero, sino a Gori que lo explica tan bien que incluso me ha recordado "mi niñez" cuando mi madre me daba sangrecillas porque estaba muy delgada y decía que era un gran alimento...
Publicar un comentario