13/10/10

PIMIENTOS RIOJANOS

Desde hace ya unos días y hasta fin de mes, La Rioja huele a pimientos asados.
Enseguida empezará a oler a vino nuevo, pero ahora quien más, quien menos, hace acopio de pimientos para el resto del año.
En las calles rurales, en bajeras, en soportales, es frecuente encontrar un antiguo bidón preparado para, año tras año, poner fuego de carbón o de leña y sobre una parrilla asar sin piedad a esos frutos maravillosos donde los haya que son los pimientos riojanos.
Otras veces se asan con soplete, más raramente al sarmiento (particularmente exquisitos) o en artilugios más o menos industriales o caseros con una cámara de fuego que lanza una llama al interior de una tolva por donde van pasando los pimientos saliendo bien chamuscados.
Luego se dejan reposar unos minutos, cubiertos de papel, para inmediatamente ir pelándolos y limpiándoles las pipas. Se intenta que no toquen el agua, reservada para ir limpiando las manos y aliviándolas del calor.
Luego se van apilando y finalmente, es tradición embotarlos para conserva.
En Kabanova hemos preparado alrededor de 150 kilos en estos dos últimos fines de semana. Los compramos directamente en Leiva, recién cogidos en los campos adyacentes al pabellón donde los van asando en un tremendo asador alimentado con leña.
Y luego todo el personal a limpiarlos y envasarlos en bolsas de vacío para guardarlos congelados.
Al no tener que cocerlos (en los tarros o botes) para esterilizarlos, los pimientos no se vuelven a recocer y simplemente bien congelados, (y bien descongelados), salen perfectos para comerlos con un poco de sal y aceite.
Así los servimos para acompañar las anchoas en salazón, la morcilla frita, los entrecotes, las ensaladas de bacalao, y si se tercian, un par de huevos fritos, que son una delicia acompañados de estos pimientos carnosos y sabrosos.
No quito ningún mérito a los pimientos del piquillo, pero estos otros son HUMMMM, especiales.
¡Que aproveche!

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