2/3/09

LUBINA AL HORNO CON SETAS



Hoy he ido a un hiper después de comer. Casi, casi estaba yo sólo y muy tranquilamente he podido pasear por la pescadería y por la zona de congelados, sin prisas, mirando precios y productos.
Descubrir, lo que se dice descubrir, no he descubierto nada nuevo que no hubiera visto en otras ocasiones, pero me ha servido de recordatorio de algunas cosas ya olvidadas. Y sin casi querer he ido llenando la cesta, una de esas cesta tan cómodas de llevar con sus ruedecitas que no te obligan a coger un carro y que hacen casi, casi la misma función.

Bueno, pues poco a poco he cogido una bolsa de chalotas, otra de cebollas rojas, una bolsa de cebolla picada congelada, otra similar de ajo picado, otra de pimientos verdes y rojos también troceados y congelados, y finalmente otra bolsa congelada de variado de setas, que con frecuencia me soluciona la cena en casa acompañando a un par de huevos revueltos. Finalmente una lubina de medio kilo a la que han quitado las tripas y escamas y bien limpita, ha ido también al cesto. Alguna otra cosa más que no viene al cuento y a casa con el recado...

Y así... me he animado a preparar la cena.

Primero he cortado las setas, todavía congeladas y las he hechado a una sartén con bastante aceite de oliva donde previamente había echado dos dientes de ajo ligeramente machacados y sin pelar (con camisa que se dice). A fuego muy suave han estado casi media hora, sin llegar a hervir en ningún momento, quizás un suave pilpil.

Cuando he acabado, he puesto otra sartén con parte del aceite de las setas y allí he pochado el equivalente a un ajo picado (de la bolsa congelada) y el equivalente a una cebolla de la otra bolsa que había comprado. A fuego muy suve he dejado que se pochara.

La lubina, que venía muy limpia, la he secado con cuidado y la he salpìmentado y la he puesto en una fuente de barro para horno con cebolla y ajo pochado a ambos lados así como setas confitadas, también haciendo de escolta. Encima de la lubina, unos daditos de mantequilla y un buen chorro de vino blanco y el zumo de medio limón.

El horno lo tenía ya caliente, a 200º y la lubina a ido para allí durante 15 minutos.

Al sacarla (¡cómo olía!) la he limpiado de espinas y piel y he dejado los lomos blancos.

He puesto el plato con una cama de cebolla y de setas y encima los lomos, y con una cuchara les he dado brillo napando con un poco del jugo de cocción.


Como veis la receta es sencilla, admite las variantes que queráis y

¡Que aproveche!

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