10/3/09

EMPANADA DE SARDINAs


Un bocado exquisito en la gastronomía tradicional española es la EMPANADA. Dicen que, tanto por su pasta como por su relleno equilibrado respecto a la masa, se diferencia de otros platos semejantes que existen en otros países. La historia de la empanada viene determinada por las posibilidades que ofrece como plato de viajero y por el misterio de su relleno que puede variar de mil maneras.
Yo mismo solía prepararme empanadas como principal sustento para unas largas caminatas que hace ya años solía disfrutar (antes de las artrosis) por las sierras de Dios, (las de La Demanda, de La Hez o de Cebollera). Casi siempre las hacía con una fritada de cebolla, pimiento verde y tomate y una lata de atún en escabeche, todo bien pochado y escurrido y con esta farsa rellenaba una masa quebrada que yo mismo hacía y amasaba. La horneaba sin florituras y envuelta en albal, la depositaba en la mochila con algo de fruta y una cantimplora de agua. Lo malo era que no aguantaba hasta la hora de comer y al menos la mitad de empanada caía mucho antes del mediodía. La solución la encontré muy rápidamente: hacer dos empanadas en vez de una...
Hoy día ya ni sé el tiempo que hace que no preparo una masa de empanada. La compro congelada, de la que llaman masa quebrada y simplemente la estiro ligeramente espolvoreando un poco de harina en la encimera.
Voy calentando el horno a 200º y preparo el relleno en una sartén con una cebolla cortada en juliana, dos o tres pimientos verdes, también en juliana y un diente de ajo en finas láminas.
Casi a la vez, pongo unos mejillones en una cazuela con un chorrito de vino blanco hasta que se abran y les quito las conchas.
Y finalmente limpio unas sardinas descabezándolas, destripándolas y desescamándolas bien. Luego les quito las espinas y dejo los lomos limpios; para entonces la cebolla y los pimientos están ya pochados como para añadirles un tomate pelado, despepitado y cortado en trozos no muy pequeños y que acabe de hacerse esta maravillosa salsa que llamamos fritada.
Intento quitarle todo el aceite que puedo y dispongo una lámina de masa quebrada estirada sobre una bandeja de horno forrada de albal y untado éste de aceite. Encima de la masa pongo la fritada y encima los mejillones bien distribuidos y los lomos de las sardinas ocupando prácticamente toda la superficie. Se salpimenta ligeramente y se tapa todo con otra lámina de masa y se sellan bien los bordes, retorciéndolos y haciendo como un cordón en todo el perímetro. No la unto con huevo batido por lo que os diré más adelante.
La llevo al horno que ya estará a temperatura y la dejo hasta que esté dorada. ¿Cuánto tiempo?. Como todo va a depender de cómo sea la empanada de tamaño, de como responda el horno, etc. Y como todos tienen ventanita de cristal, no nos cuesta nada vigilarla para que se dore pero que no se queme.
Entonces, una vez dorada, la sacamos un momento para poner encima otra capa de lomos de sardinas y un chorrito de aceite del que hemos escurrido la fritada, que nos dará un bonito color y un sabor especial y volvemos a hornear 3-5 minutos, suficientes para que las sardinas exteriores queden hechas y sabrosas.
El resultado, os garantizo que es un pastel crujiente, sabroso, jugoso y que con un buen trago de vino (¿O quizás en este caso de sidra?) nos va a valer de aperitivo, de primero o de segundo plato. O quizás como me ocurría en mis tiempos de correcaminos, de plato único con un poco de fruta para postre.

¡Que aproveche!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buena pinta tiene esta empanada, ya te diré como me sale