17/3/09

TERRINA DE SARDINAS Y PIMIENTOS


Son numerosísimas las publicaciones que tratan más o menos de forma exclusiva sobre la cocina con técnicas de envasado al vacío. Desde hace ya años, no hay cocinero que se precie, que no tenga su envasadora de vacío con la que se sirva, como mínimo, para conservar los alimentos, cocinados o no, con mayor garantía y duración.
Si tuviera que aconsejar un libro sobre esta técnica no tendría ninguna duda en elegir "La cocina al vacío" por Joan Roca y Salvador Brugués.
No es propiamente un libro de recetas aunque "haberlas haylas". Más bien es un pequeño tratado de la posibilidad de utilización del vacío, su técnica, los aparatos y procesos aplicados a distintos tipos de alimentos y distintas formas de cocinarlos.

La receta que hoy os explico la hemos experimentado con éxito en Kabanova. A nuestra manera, sin duda, pero con una base casi textual a la que nos explican en el libro. Hemos limpiado unas sardinas pequeñas, parrochas, descabezándolas, vaciando las tripas y quitando las espinas y la cola. Dejamos así unos lomos sonrosados que casi nos dicen, "¡Échanos un poco de sal y pimienta y un chorrito de buen aceite y ponnos sobre un pan con tomate y cómenos!". Pero aguantad el primer deseo y preparad un adobo con agua y vinagre de sidra y sal; introducid allí los lomos y dejadlos que se escabechen levemente duarante unas horas (4-6) dentro del frigorífico.
Mientras, con el horno a 100º, se ponen unos pimientos asados, del piquillo o mejor de los riojanos de Leiva o de Tormantos, introducidos en aceite y que se confiten durante una hora.
Usamos un molde de pudin al que forramos por dentro con papel film y lo vamos rellenando en capas con filetes de sardinas, bien escurridos y secados con papel de cocina, alternando con capas de pimientos, después que se han enfriado y bien escurridos.
Este molde lo metemos en una bolsa, hacemos el vacío y lo dejamos en el frigorífico durante un mínimo de 12 horas. Si no se dispone de la máquina de vacío podremos suplirla poniendo peso sobre la superficie de la terrina (supongo que no será lo mismo, pero ¿qué vamos a hacer?).
La bolsa la abrimos en el momento de comer cortando la terrina en trozos más o menos grandes según el uso que le vayamos a dar. Nos puede servir para un primer plato o para picar como una tapa.
El acompañamiento o guarnición puede ser con una vinagreta hecha con trocitos de manzana ligeramente hervidos en vinagre y luego emulsionado con un buen aceite; o una salsa/crema ligera de pimientos verdes, e incluso con una salsa de mango,... Cada uno que piense y pruebe, el caso es que la base de forma y sabor, os va a sorprender.
¡Que aproveche!

10/3/09

EMPANADA DE SARDINAs


Un bocado exquisito en la gastronomía tradicional española es la EMPANADA. Dicen que, tanto por su pasta como por su relleno equilibrado respecto a la masa, se diferencia de otros platos semejantes que existen en otros países. La historia de la empanada viene determinada por las posibilidades que ofrece como plato de viajero y por el misterio de su relleno que puede variar de mil maneras.
Yo mismo solía prepararme empanadas como principal sustento para unas largas caminatas que hace ya años solía disfrutar (antes de las artrosis) por las sierras de Dios, (las de La Demanda, de La Hez o de Cebollera). Casi siempre las hacía con una fritada de cebolla, pimiento verde y tomate y una lata de atún en escabeche, todo bien pochado y escurrido y con esta farsa rellenaba una masa quebrada que yo mismo hacía y amasaba. La horneaba sin florituras y envuelta en albal, la depositaba en la mochila con algo de fruta y una cantimplora de agua. Lo malo era que no aguantaba hasta la hora de comer y al menos la mitad de empanada caía mucho antes del mediodía. La solución la encontré muy rápidamente: hacer dos empanadas en vez de una...
Hoy día ya ni sé el tiempo que hace que no preparo una masa de empanada. La compro congelada, de la que llaman masa quebrada y simplemente la estiro ligeramente espolvoreando un poco de harina en la encimera.
Voy calentando el horno a 200º y preparo el relleno en una sartén con una cebolla cortada en juliana, dos o tres pimientos verdes, también en juliana y un diente de ajo en finas láminas.
Casi a la vez, pongo unos mejillones en una cazuela con un chorrito de vino blanco hasta que se abran y les quito las conchas.
Y finalmente limpio unas sardinas descabezándolas, destripándolas y desescamándolas bien. Luego les quito las espinas y dejo los lomos limpios; para entonces la cebolla y los pimientos están ya pochados como para añadirles un tomate pelado, despepitado y cortado en trozos no muy pequeños y que acabe de hacerse esta maravillosa salsa que llamamos fritada.
Intento quitarle todo el aceite que puedo y dispongo una lámina de masa quebrada estirada sobre una bandeja de horno forrada de albal y untado éste de aceite. Encima de la masa pongo la fritada y encima los mejillones bien distribuidos y los lomos de las sardinas ocupando prácticamente toda la superficie. Se salpimenta ligeramente y se tapa todo con otra lámina de masa y se sellan bien los bordes, retorciéndolos y haciendo como un cordón en todo el perímetro. No la unto con huevo batido por lo que os diré más adelante.
La llevo al horno que ya estará a temperatura y la dejo hasta que esté dorada. ¿Cuánto tiempo?. Como todo va a depender de cómo sea la empanada de tamaño, de como responda el horno, etc. Y como todos tienen ventanita de cristal, no nos cuesta nada vigilarla para que se dore pero que no se queme.
Entonces, una vez dorada, la sacamos un momento para poner encima otra capa de lomos de sardinas y un chorrito de aceite del que hemos escurrido la fritada, que nos dará un bonito color y un sabor especial y volvemos a hornear 3-5 minutos, suficientes para que las sardinas exteriores queden hechas y sabrosas.
El resultado, os garantizo que es un pastel crujiente, sabroso, jugoso y que con un buen trago de vino (¿O quizás en este caso de sidra?) nos va a valer de aperitivo, de primero o de segundo plato. O quizás como me ocurría en mis tiempos de correcaminos, de plato único con un poco de fruta para postre.

¡Que aproveche!

5/3/09

PASTEL DE BERZA Y JAMON


Uno de los libros que me ha patrocinado más recetas culinarias con las que asombrar en la sociedad gastronómica a la que he pertenecido hasta justo estos días es el que se titula: "COCINAR POR AFICIÓN (Maritxu, me voy a la sociedad)"

Se trata de una recopilación de recetas de sociedades gastronómicas guipuzcoanas, dirigido por Rafael García Santos y Mikel Corcuera, dos gurús de la crítica gastronómica vasca que es como decir de la crítica gastronómica mundial. La edición es de 1990 y está muy bien ilustrado, etc., etc.

Hoy he elegido una receta que va bien para este tiempo en los dos sentidos, el tiempo del calendario, es decir invierno, y el tiempo de crisis económica. Hay que buscar, no sólo en casa sino también en los restaurantes, productos de calidad pero de precio asequible. ¿Son mejores las angulas o las anchoas? Para todo hay gustos pero la búsqueda de una buena relación calidad/precio hoy en día es imprescindible.

La receta la firman Fernando Glez. de Heredia y Julen Esparza de la sociedad Zaldibartxo y como ingredientes usan (para 8 raciones) 1 berza pequeña, 2 lonchas de jamón (mejor de ibérico), 4 huevos, 1 patata, 2 cebollas, 1 lata de pimientos del piquillo, 1 diente de ajo, 1/4 de l de caldo de carne y 2 dl. de aceite de oliva, sal y pimienta.

Ponemos en una cazuela de agua con sal a cocer la berza picada y la patata pelada y troceada. Dejamos a fuego medio durante media hora y luego escurrimos bien.

En una sartén pochamos una cebolla picada y añadimos el jamón picadito. Damos un par de vueltas e incorporamos la berza y la patata. Ponemos a punto de sal y pimienta y mantenemos al fuego unos minutillos.

Batimos los 4 huevos en un bol y juntamos con la berza y el jamón y la cebolla. Untamos un molde para pudin con mantequilla o aceite y lo llenamos con la mezcla. Calentamos el horno a 225º y ponemos el pastel al baño María durante media hora. Luego lo dejamos enfriar.

A parte vamos a hacer una salsa de pimientos del piquillo como acompañante y decoración. Ablandamos una cebolla picadita en una sartén con aceite a fuego lento y luego añadimos los pimientos troceados y el ajo picado. Damos vueltas unos 10 minutos y agregamos el caldo de carne, punto de sal y dejamos hervir 5 minutos. Se pasa todo por la batidora y por un chino y bien caliente se hace una base en un plato. Encima se pone una loncha de pastel de berza y decoramos con una rayita de salsa por encima del pastel.
Si nos estiramos un poquito, podemos usar otra loncha de jamón cortado en tiritas y frito en un segundo, con lo que adornamos aún más el plato.
¡Que aproveche!


2/3/09

LUBINA AL HORNO CON SETAS



Hoy he ido a un hiper después de comer. Casi, casi estaba yo sólo y muy tranquilamente he podido pasear por la pescadería y por la zona de congelados, sin prisas, mirando precios y productos.
Descubrir, lo que se dice descubrir, no he descubierto nada nuevo que no hubiera visto en otras ocasiones, pero me ha servido de recordatorio de algunas cosas ya olvidadas. Y sin casi querer he ido llenando la cesta, una de esas cesta tan cómodas de llevar con sus ruedecitas que no te obligan a coger un carro y que hacen casi, casi la misma función.

Bueno, pues poco a poco he cogido una bolsa de chalotas, otra de cebollas rojas, una bolsa de cebolla picada congelada, otra similar de ajo picado, otra de pimientos verdes y rojos también troceados y congelados, y finalmente otra bolsa congelada de variado de setas, que con frecuencia me soluciona la cena en casa acompañando a un par de huevos revueltos. Finalmente una lubina de medio kilo a la que han quitado las tripas y escamas y bien limpita, ha ido también al cesto. Alguna otra cosa más que no viene al cuento y a casa con el recado...

Y así... me he animado a preparar la cena.

Primero he cortado las setas, todavía congeladas y las he hechado a una sartén con bastante aceite de oliva donde previamente había echado dos dientes de ajo ligeramente machacados y sin pelar (con camisa que se dice). A fuego muy suave han estado casi media hora, sin llegar a hervir en ningún momento, quizás un suave pilpil.

Cuando he acabado, he puesto otra sartén con parte del aceite de las setas y allí he pochado el equivalente a un ajo picado (de la bolsa congelada) y el equivalente a una cebolla de la otra bolsa que había comprado. A fuego muy suve he dejado que se pochara.

La lubina, que venía muy limpia, la he secado con cuidado y la he salpìmentado y la he puesto en una fuente de barro para horno con cebolla y ajo pochado a ambos lados así como setas confitadas, también haciendo de escolta. Encima de la lubina, unos daditos de mantequilla y un buen chorro de vino blanco y el zumo de medio limón.

El horno lo tenía ya caliente, a 200º y la lubina a ido para allí durante 15 minutos.

Al sacarla (¡cómo olía!) la he limpiado de espinas y piel y he dejado los lomos blancos.

He puesto el plato con una cama de cebolla y de setas y encima los lomos, y con una cuchara les he dado brillo napando con un poco del jugo de cocción.


Como veis la receta es sencilla, admite las variantes que queráis y

¡Que aproveche!