25/1/09

SUFLE DE CASTAÑAS

Cuando llega el tiempo frío y la gente nos frotamos las manos para que entren en calor, al respirar lanzamos el vaho hacia delante y nos subimos el cuello de los abrigos, aparece una imagen típica en las calles que ayuda a mitigar esa sensación agradable / desagradable que es el frío.
Me refiero a las castañeras. Aunque ahora más que castañeras son castañeros, o ambos dos en pareja. Aquella imagen típica de una anciana con sus largas faldas, envuelta como una cebolla en varias capas de pobres chaquetas que acababan con un chal de punto y encima un pañuelo de cabeza para protegerse del frío, pese a estar sentada y acurrucada junto a la estufa de leña o carbón donde iba asando las castañas, ha desaparecido. Decía que aquella imagen, al menos por estos lares, se ha transformado en una pequeña caseta prefabricada con una pareja de jóvenes que atienden un pequeño negocio del que parecen vivir durante unos días.

Para la receta de hoy usamos 30 castañas crudas, sin asar, y las ponemos a remojo para luego poder pelarlas con bastante facilidad. Si las echamos en agua hirviendo durante un minuto y habiéndoles hecho previamente un corte a lo largo con un cuchillo puntilla, mejor las pelaremos; y dicen que aún mejor (yo no lo he hecho) si en el agua hirviendo añadimos un chorrito de aceite antes que las castañas...También tenéis la posibilidad de comprarlas ya limpias y congeladas en bolsas.

El caso es que ya tenemos las castañas peladas y dejando alguna para poder adornar el plato, las demás se cuecen en leche y sin dejar de mover hay que fijarse cuando ya están cocidas y empiezan a deshacerse. Entonces se aplastan con un tenedor y se pasan por un pasapurés como haríamos para un puré de patatas...

En una cazuela se ponen 50 gr de mantequilla, un cuarto de litro de leche y dos cucharadas de harina y, a fuego suave, se espera a que todo esté bien mezclado. Aparte batimos un huevo con 100 gr de azúcar y cuando ésta esté bien disuelta añadimos 6 yemas y el puré de castañas y la leche con mantequilla y harina. Finalmente batimos las claras a punto de nieve y las incorporamos con suavidad a la mezcla anterior.

Ponemos un molde de budin untado por dentro con mantequilla y lo llenamos con la mezcla anterior.

Tenemos que calentar el horno a 180º y poner el molde en un recipiente al baño María. Lo dejamos en el horno y esperamos a que cuaje comprobando con una aguja e punto o un palo de brocheta, que salga bien limpio.

Las castañas que nos quedaban de adorno las podemos caramelizar con un almíbar espesito, o bañándolas de chocolate negro, o nos estiramos un poco y compramos unas marrons glacé.

El caso es que al desmoldar el suflé podamos adornarlo un poco. La salsa de toffee (hecha con nata y caramelo) también le va muy bien de sabor y de color.

¡Qué aproveche!

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