A quien le guste la gastronomía, o simplemente, a quien le guste la literatura gastronómica, no puede faltarle “EL PRACTICON”, subtitulado, Tratado completo de cocina al alcance de todos y aprovechamiento de sobras. Su autor es Ángel Muro y lo escribió en 1893. El ejemplar que yo tengo está editado en 1982 por Ediciones Poniente, de Madrid.
El Preámbulo comienza diciendo: Quien come bien, bebe bien; quien bien bebe, concededme es forzoso que bien duerme: quien duerme no peca; y quien no peca, es caso notorio que, si bautizado está, a gozar del cielo va sin tocar el purgatorio. Esto arguye perfección; luego según los efectos, si son santos los perfectos los que comen bien, lo son.
¿Te has portado bien últimamente? Pues regálate este libro y disfrútalo, merece la pena.
En su página 310, nos regala esta receta de bacalao que os transcribo casi, casi literalmente:
Pérez Galdós se dignó comunicarme hace algún tiempo la fórmula de bacalao a la Carmen Sánchez. Carmen Sánchez era sencillamente una señora cocinera que guisaba todo muy bien, pero que sobresalía preparando de un modo especial el bacalao. Tan especial y tan bueno, que los gaditanos pusieron de moda el plato, le dieron la alternativa entre los mejores guisos de Andalucía y le bautizaron con el nombre de su autora.
Atención:
Se usa un buen bacalao y se desala. Se quitan la piel y las espinas y se deshoja. Las láminas se pasan por un buen aceite de oliva y se van colocando en una fuente de horno, o en una pudinera hasta cubrir el fondo. Encima se moja con aceite y pan rallado y con un poco de perejil picado muy menudo. Después otra fila de bacalao y más aceite y pan rallado y perejil, y así sucesivamente hasta que esa especie de torta llene el recipiente, previamente untado de aceite y pan rallado.
Se mete al horno a medio temple, durante una hora.
Pérez Galdós nos explicó este plato una tarde en el salón del Congreso, en donde, entre paréntesis, se piensa mucho en comer, y al día siguiente almorzábamos varios periodistas el susodicho bacalao, hecho con nuestras propias manos, que después se descubrieron en bendiciones a la memoria de Carmen Sánchez.
¡Qué aproveche!
El Preámbulo comienza diciendo: Quien come bien, bebe bien; quien bien bebe, concededme es forzoso que bien duerme: quien duerme no peca; y quien no peca, es caso notorio que, si bautizado está, a gozar del cielo va sin tocar el purgatorio. Esto arguye perfección; luego según los efectos, si son santos los perfectos los que comen bien, lo son.
¿Te has portado bien últimamente? Pues regálate este libro y disfrútalo, merece la pena.
En su página 310, nos regala esta receta de bacalao que os transcribo casi, casi literalmente:
Pérez Galdós se dignó comunicarme hace algún tiempo la fórmula de bacalao a la Carmen Sánchez. Carmen Sánchez era sencillamente una señora cocinera que guisaba todo muy bien, pero que sobresalía preparando de un modo especial el bacalao. Tan especial y tan bueno, que los gaditanos pusieron de moda el plato, le dieron la alternativa entre los mejores guisos de Andalucía y le bautizaron con el nombre de su autora.
Atención:
Se usa un buen bacalao y se desala. Se quitan la piel y las espinas y se deshoja. Las láminas se pasan por un buen aceite de oliva y se van colocando en una fuente de horno, o en una pudinera hasta cubrir el fondo. Encima se moja con aceite y pan rallado y con un poco de perejil picado muy menudo. Después otra fila de bacalao y más aceite y pan rallado y perejil, y así sucesivamente hasta que esa especie de torta llene el recipiente, previamente untado de aceite y pan rallado.
Se mete al horno a medio temple, durante una hora.
Pérez Galdós nos explicó este plato una tarde en el salón del Congreso, en donde, entre paréntesis, se piensa mucho en comer, y al día siguiente almorzábamos varios periodistas el susodicho bacalao, hecho con nuestras propias manos, que después se descubrieron en bendiciones a la memoria de Carmen Sánchez.
¡Qué aproveche!
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