Esta receta es un poco más arriesgada que la anterior, pero puede tener un resultado no sólo exquisito, sino además sorprendente. El resultado va a ser una especie de buñuelos rellenos de bacalao, pero con un dulzor que nos puede recordar recetas con gusto medieval.
En un bol mezclamos 75 gr de harina, una cucharadita de levadura en polvo y una pizca de sal.
En un plato hondo batimos un huevo con una cucharada de miel y medio vasito de agua y lo añadimos al bol de la harina sin dejar de batir.
Preparamos unos lomos de bacalao desalado y los confitamos en aceite; los desespinamos y quitamos las pieles y cortamos en dados de 3 cm. Los rebozamos con la pasta que hemos preparado y los freímos en aceite caliente hasta que se doren, para luego escurrirlos en papel absorbente.
En una sartén pequeña doramos unos piñones y unas pasitas de moscatel en dos cucharadas de aceite.
Cuando los piñones han tomado color, retiramos del fuego y añadimos un chorrito de vinagre de Jerez y una cucharada rasa de miel. Mezclamos bien.
Para servir preparamos escarola picada como acompañamiento de los fritos y la apañamos con la vinagreta de piñones, pasas y miel.
La escarola es un buen acompañante del bacalao y la vinagreta dulce compensa su peculiar amargor.
¿Los probamos?
¡Que aproveche!
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